En estas páginas veremos tres relatos claves para la comprensión del manejo de los símbolos en la escritura creativa. Ellos son: “Los diarios de las Chicas Sémplica” de George Saunders (Texas, 1958) publicado en el libro Diez de Diciembre (1984, 2013 en español); “El Puma Blanco” de Antonio Di Benedetto (Mendoza, 1922- Buenos Aires 1986) publicado en El cariño de los tontos (1961) y “Conejos Blancos” de Leonora Carrigton (Lancaster 1917-Ciudad de México 2011), publicado en 1941.
A pesar de ser relatos que en principio difieren, en los tres encontramos una visión de la realidad oscura, levantada con extraños sucesos. Eso logra apoyarse en un lenguaje experimental, la temporalidad rota, el alarde técnico, unos personajes expuestos con sus prejuicios, sus limitaciones y sus miedos, y sobre todo, la presencia de un lector cómplice, ese que recoja los signos para llegar al gran símbolo que remite a la muerte, de lo que los tres relatos hablan, tratando de ocultarla, o sin ni siquiera nombrarla.
A través de los animales se llega al gran símbolo: el Tótem, un animal que se toma como símbolo icónico y representa a un individuo, un grupo o una sociedad humana.
Las cualidades de los animales reflejan fuerzas naturales o atribuciones espirituales que el hombre quiere para si. Es el mundo interior ligado a lo que no es fácil de expresar y que tiene que ver con el mundo natural, con la vida y la muerte.
En Totem y Tabú (1913) de Freud, se plantea la analogía entre los inicios sociales y el individuo, marcado por el conflicto deseo-prohibición, claramente expresado en estos tres relatos.
Pocas líneas suma la presencia de un animal en “Los diarios…”aunque el tratamiento de otros personajes sea salvaje. Ferber, el perro amarrado, se ahorca, persigue su propia cola y hace caca. ¿Y acaso este cuento no va de personas y actitudes constreñidas a unas normas sociales, al deber ser, y a la mentira que lo envuelve todo?
Para el cumple de Lilly, el regalo es la figura del guepardo, un felino cazador, el mas veloz, que sin embargo no puede rugir, pero que al final queda olvidado. Hay un ratón que muere en el garaje y algunos gatos. La muerte se representa como pérdida total.
Di Benedetto es mas animalista y hay estudios sobre su simbología animal desde la perspectiva psicológica. En este caso, el puma blanco es un extraño animal albino, que lo matan al encontrarlo. Con un ambiente creado por informaciones cruzadas y mentiras, se va representando la quimera, el deseo insatisfecho y la muerte absurda y cotidiana. Ella está también en el proceso, en la muerte física del animal y en no saber si lograrán regresar sin caballos o en que están absurdamente perdidos.
Carrigton pertenece al mundo surrealista. La muerte está en la lepra, (referencia a Lázaro, personaje bíblico), en la peste de los conejos, en la mosca chupando a la araña, en los seres extraños, en los objetos que representan siempre otras cosas, como por ejemplo las puertas de un sepulcro, o como en Alicia en el país de las maravillas pasamos a través de Pest Street de un mundo real a uno surreal. La muerte se encuentra en el final abierto.
A través de tres visiones y varios animales diferentes, se muestra la existencia de la evolución, de la ambivalencia, de la entrada a mundos desconocidos, de procesos que no pueden nombrarse de frente. También la muerte nos libra de ataduras y fuerzas negativas para liberarnos bien sea de hechos concretos, como en “Los diarios… “, es decir de una vida que no lleva a ninguna parte, o como en “El puma blanco”, de imbricados universos interiores, o mundos paralelos imaginarios como en “Conejos blancos”. Finalmente, hay que matar o morir –simbólicamente- para vivir y contarlo.