“Cuando me siento observado por el objetivo, todo cambia: me constituyo en el acto de ‘posar’, me fabrico instantáneamente otro cuerpo, me transformo por adelantado en imagen”.
Esto decía Roland Barthes en La cámara lúcida. Y a uno le quedan ideas molestas dando vueltas en la cabeza como qué es una imagen, o una representación.
Hay días que la necesidad de escribir se impone. Días como hoy, por ejemplo que las redes están inundadas de comentarios sobre la foto del Coletas sin coleta, comentarios que van desde lo gracioso a lo simbólico o a la explicación de la “realidad real”.
Como venezolana exiliada en Madrid (una entre miles) creo que debo alzar mi voz frente a la gente que todavía cree que en España la izquierda tiene un plan salvador y la derecha es fascista. Elementos como Pablo Iglesias son absolutamente falsos y su ideología de izquierda es siempre una postura llena de mentiras.
Los profesionales que se dedican a la industria de la moda o al marketing personal son muy serios y responsables y nos han enseñado a “leer” profundizando, así que voy a poner en práctica con humildad, esta lectura de la que ya casi todo está dicho por notables periodistas y analistas que tiene años en el oficio desarrollando su ojo clínico.
Es imposible creer que uno de los fundadores de Podemos en el año 2014, secretario del partido hasta la fecha, dimita antes de que la organización se derrumbe sin cumplir diez años. “Convertir la indignación en cambio político” como reza su manifiesto ¿es que perdió sentido, se extravió por el camino o los sesudos anticapitalistas se dieron cuenta que disfrutar de la riqueza no era tan malo?
Para nadie es un secreto que algunos integrantes de Podemos “asesoraron” al gobierno de Chávez y siguen cobrando a Maduro para hacer de Venezuela un mejor país. Hay muchas cosas que no nos han explicado todavía de esa relación tóxica porque efectivamente Venezuela se ha convertido en el peor país y no porque algunos lo digamos, sino porque los indicadores económicos y sociales así lo muestran.
Esa foto de Pablo Iglesias lo que remarca con grandes luces de neón, es que, dicho en el argot beisbolero venezolano, “no tiene nada en la bola”, nunca lo tuvo ni lo tendrá. Su ejercicio del poder no demuestra eficiencia ni dedicación al pueblo que votó para elegirlo creyendo en él. ¿Su ideología y su fuerza se escondían también en el cabello? (Me parece incluso habérselo oído).
Las mujeres lo llamamos intuición, esa sensación física de que el otro no nos trasmite verdad, de que hay caretas o gato encerrado. Todos tenemos derecho a cambiar pero con coherencia. Su faceta televisiva al parecer priva más que la ideológica, o quizá la amorosa, pues también anda de boca de boca el hecho de que ya cambió de compañera de vida.
Véannos a nosotros los venezolanos, que de cualquier manera debimos abandonar nuestra tierra no por decisión propia sino porque gente como esta hace
veinte años nos hizo creer que su lucha valdría la pena. Pero todo fue mentira, tan solo una estrategia para ganar dinero con negocios sucios y con nuestra sangre. Véannos a los venezolanos distraídos, hartos de las cortinas de humo que a cada paso se inventa el gobierno para tapar lo que realmente es importante que no es otra cosa que la muerte de una sociedad democrática.
Groucho Marx está cada día mas vigente entre ciertas personas: “Estos son mis principios. Si no le gustan tengo otros”.
Luisa Valeriano
Madrid, 13-5-21