Luisa Valeriano
No se hasta cuando me voy a quedar
Portera:
Yo solo quiero obedecer y respetar a mi dios y que los demás lo
conozcan y lo alaben como yo. Muchas veces dejé la palabra de dios
bajo su puerta, y otras le buscaba conversación cuando nos
encontrábamos en el ascensor, pero ni caso me hacía. Malo, malo.
Esa tarde, estaba cumpliendo con mi trabajo, como manda el señor,
cuando escuché ruidos muy raros. Creo que fueron nueve los que
entraron a su piso.
1B
Ya no me deseaba sexualmente, ya no le atraía, quizá no le satisfacía.
Me volví mas activa, compré más juguetes, pero igual sentía que nos
alejábamos. Fue mi primera experiencia de este tipo y me devolvió la
vida. Yo no tenía norte hasta que comenzamos a intimar. La cosa fue
cada vez mas lejos sin proponérnoslo. Esto no tiene sentido.
3A
Le di todo lo que necesitaba: le pagaba la comunidad, el agua, la luz,
el teléfono y el cable. Era espectacular, tenía un cuerpo diferente. En
su hogar se respiraba simpatía y complacencia, aunque muchos
decían que tenía un pronto bestial. Cuando yo llegaba de mis viajes,
me estaba esperando, hasta ese día que descubrí que no era yo el
único.
2A
Siempre le dije que si uno creía en leyendas, maldiciones o cosas de
esas, se cumplirían. Muchas veces se dejó bañar por mi para alejar el
mal. Muchas veces rezamos e invocamos espíritus sagrados, incluso
el de su padre, para que fortaleciera su alma. Quizá ese día habían
bajado sus defensas.
1A
La verdad sea dicha: mis perros, que son como mis hijos, se ponían
muy nerviosos en su presencia. Fita enloquecía, ella que es tan dulce
y calmada. Por eso yo ni me acercaba a su piso ni quería saber nada
de nada. Oí que la sangre llegó a las escaleras.
3B
¿Mami, no tiene amigos que te vengan a visitar para hablar? Seguro
que no, porque a veces aquí huele muy feo, pero creo que viene de
arriba.
2B
Que uno no quiera participar en comunidad no significa nada, tan solo
que no soy tan sociable. Tengo mis libros, mis gatos, y mis viejos
alumnos. No tiene que perseguirme ni acosarme. Solo quiero que me
dejen en paz. Un día de estos los voy a denunciar.
-¿Lo creerás Ariadna? –dijo Teseo-. El minotauro apenas se defendió.